miércoles, 30 de marzo de 2011

El Fantasma - V/IX

V

La solemnidad con la que hablaba Matías dejó a su madre muda. No podía creer que su hijo menor hubiera crecido tanto, que construyera ideas tan complejas y que las expresara de manera tan elocuente.
-       … a veces no quiero seguir vivo y dos minutos después me desespero porque no he vivido lo suficiente…
Su madre le veía desde el otro lado del velo de lágrimas que separaban a Matías del mundo y le regaló una sonrisa y un momento de silencio. Matías respiró profundo y se maldijo por lo bajo por ser tan débil y llorar tanto.
Y era cierto, Matías había pasado la mayor parte de sus últimos seis meses en cama, dormido, viendo hacia el techo, pensando, llorando o completamente en blanco.  Su madre quiso decirle algo que lo reconfortara, pero no existía ese algo y prefirió no ofenderle con palabras vacías. Matías se lo agradeció.
Pero me gusta esta sensación de calor. Si me muevo mucho, se va, si cierro los ojos, se va. Si sonrío, se va. Prefiero mantenerme distante e invisible, como mi fantasma, para poder seguir juntos.
Al cabo de un momento de silencio, su madre habló:
-       Cuando usted tenía dos añitos, su abuela murió por una falla cardiaca. Por dicha, ustedes dos estaban muy pequeños y no pasaron por un gran choque emocional. Al menos, eso pensábamos.
Pero tres años después, cuando usted estaba en el kínder, revisando su folder de dibujos, me encontré con el famoso retrato familiar. En él aparecíamos Tomás, usted y yo, todos sonriendo, al lado de una señora muy triste. Cuando le pedí que me lo explicara, usted me dijo que esa señora era Nana, mi mamá.
-       Recuerdo el dibujo.
-       Su corazón siente mucho más de lo normal, Mati, pero usted debe ser más fuerte que él.
Mati guardó silencio, ya había dicho suficiente y estaba cansadísimo. Arrastró sus pies hasta su cuarto y se tiró en la cama.
Por eso es tan difícil tomar esta decisión.

miércoles, 23 de marzo de 2011

El Fantasma - IV/IX

IV




Tomás había sido como un padre para Matías, pues nunca conoció al verdadero. Desde que tuvo memoria, su objetivo principal había sido garantizarle a Matías un buen rato y una buena vida. Las conversaciones siempre eran de su agrado, las fiestas y los paseos los planeaban según los gustos de Mati y hasta había adoptado una nueva manera de comer para agradarle. Era su vida.
            Cuando el accidente le arrancó el corazón y lo dejó tirado en el suelo como un maniquí, Tomás había superado todas sus debilidades físicas y había acudido a su encuentro tan rápido como pudo. Lo abrazó y guardó el silencio que Matías necesitaba, pero no encontró las sonrisas y la fortaleza que él mismo había sembrado.
            Matías regresó de su caminata a media tarde e inmediatamente subió a su habitación, su refugio. Se acostó con la misma ropa y se puso a escuchar música con un volumen tan bajo que sus propios pensamientos hacían más bulla. Las horas pasaron y cuando no se oía nada más que los grillos del patio, la puerta se abrió y entró una figura. Matías sonrió complacido por la inesperada visita y Tomás habló:
-       Es normal extrañar tanto, Mati. Y, según dicen, es normal aferrarse al pasado y desentenderse del presente por un tiempo, pero creo que es hora de empezar a vivir otra vez.
-       No me da la gana.
Tomás no se ofendió, se lo esperaba. Desde donde estaba sólo veía la silueta de su hermanito y pensó en todas las cosas por las que habían pasado. Se culpó a sí mismo por ver cómo su propia familia se había rendido, quiso gritarle, sacarle la tristeza de una bofetada y sacudirlo hasta que el verdadero Matías saliera de su encierro. Se limitó a despedirse desde la puerta:
-       Lo extraño mucho.
Y salió.
-       Es mi culpa
El fantasma asintió y un par de lágrimas brillaron en la oscuridad. Matías no sabía que los fantasmas podían llorar y la conmoción le arrebató lo último que le quedaba de amor propio.
Lo siento, lo siento, lo siento...

miércoles, 16 de marzo de 2011

El Fantasma - III/IX

III



Los primeros meses de colegio fueron silenciosos, fríos e incoloros.
   Omar organizó una pequeña fiesta de pijamas y Blanca llegó. Cuando los chicos entraron, Matías los esperaba de pie junto a las escaleras, lo siguieron en silencio y entraron a su habitación. Estuvieron solos durante toda la noche, solos con el fantasma.
C   enaron en el cuarto, vieron un par de películas, sin poner mucha atención, e iniciaron una conversación sobre la vida y la muerte que los llevó hasta el límite de la razón, el dolor y la oscuridad. Los chicos sabían que era un tema peligroso pero en algún momento debía salir. A Matías no le importó, y les contó lo que pensaba sobre la muerte y la vida y, sobre todo, cómo había descubierto que ambas cosas eran lo mismo.
   Al día siguiente, Blanca propuso una excursión a la reserva forestal para despejarse de la conversación de la noche. Tomaron un pequeño desayuno y salieron.
   Su madre trató de acomodarle rápidamente el cabello mientras pasaba por su lado. Matías no entendía por qué insistía en cuidar su jardín aún después de que el mundo se quedara sin frenos. Tal vez era su culpa.

            En la madrugada sentí mucho frío, mi fantasma se había ido pero volvió al amanecer. Caminando bajo estos árboles gigantescos y al borde de precipicios magníficos, me pregunto cómo será estar del otro lado y qué sentirá mi fantasma. ¿Siente frío cuando no está conmigo? ¿Desea irse?

-       Por favor, quédese conmigo - susurró 
-       Todo el tiempo que usted quiera, Mati.
-       Lo siento.

El Fantasma - II/IX

II

Blanca sabía que aquella muerte le había arrancado a su mejor amigo de su lado y luchaba incansablemente para traerlo de vuelta. Tomó su mano y mirándolo a los ojos, le sonrió. Matías se hundió en aquella sonrisa tonta que tanto amaba y recordó.
   Blanca era la mujer de su vida. Era su mejor amiga, su vecina, su confidente y fue con ella con quien experimentó la ciencia del beso. 
   Cuando tenían nueve años, Matías ayudó a Blanca a salir por la ventana de su cuarto mientras sus padres discutían en la cocina. Cuando llegaron al patio de la casa de Matías, notaron que él se había orinado en los pantalones y se rieron para no llorar. Unas horas más tarde, cuando los platos dejaron de estrellarse contra las paredes, Matías se subió a Blanca a los hombros y la ayudó a entrar. Los escapes continuaron por cuatro años más hasta que el divorcio dio fin a las guerras espantosas que consumían, a fuego lento, a su amiga.
   Cuando tenían diez, Blanca se escapó de casa sólo para ir a ver a Matías competir en las actividades deportivas anuales de la escuela. Sabía muy bien que su padre la querría matar si se enteraba y sabía que Matías ya se lo había perdonado de antemano, pero era demasiado importante para él. Matías perdió la competencia cuando la vio sentada en la gradería y se detuvo en seco. No les importó que hubiera perdido, ese día entendieron que estaban hechos para complementarse.
   Matías nadó fuera de la mirada eterna de Blanca y respiró profundo. Se abrazaron y cada uno entró a su casa. Blanca estaba segura de haber visto los vestigios del muchacho feliz que amaba y que la reconoció.
   Hoy cerré los ojos por un instante y me sentí abandonado. Debo permanecer despierto o el mundo se va a congelar, tengo que atrapar al fantasma para que se quede siempre conmigo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

El Fantasma - I/IX

I

Matías se alistaba para ir a su primer día del noveno grado. Desde que el mundo se quedó sin frenos había cambiado muchísimo y ahora podía asegurara que un extraño lo miraba desde el espejo.
La noticia había llegado como una bala perdida y el encontronazo con la realidad fue tan duro que el golpe lo hizo perder el conocimiento. Cuando el mundo se quedó sin frenos, Matías perdió la mitad de su alma.
            Mientras probaba que el lapicero que había encontrado en una gaveta aún servía, su hermano mayor, Tomás, le daba los mismos consejos que le daba todos los primeros días de clase. Que ni se le ocurra caerse porque pierde el respeto de todos, que no pregunte si hay tarea y que trate de no comer nada en la soda hasta la segunda semana de clases.
-       Los consejos de Tomás siempre me dieron gracia, nunca le recomendó evitar los baños que es lo que más me preocuparía  a mí – le dijo su mamá desde el otro lado del desayunador con una sonrisa llena de orgullo.
Los dos hermanos caminaron juntos al colegio y Blanca los acompañó. Ella era su vecina y amiga de toda la vida. Llegaron temprano, como siempre. Tomás se reunió con sus viejos amigos y los otros dos con Omar, su mejor amigo.
Matías miró como todas las siluetas caminaban en diferentes direcciones, algunos bien mudados y con bolsos nuevos, otros con el mismo bolso roto y rayado de siempre. Unos saludaban con una sonrisa y otros sólo bostezaban, era un primer día de colegio como todos, pero el dolor de la muerte aún le hacía ver el mundo en blanco y negro. Aún sentía las náuseas que le daba la presencia del fantasma, aunque ya había vuelto el frío.
Omar le hizo señas para que entrara, ya iba a ser tiempo de entrar a clases. Omar siempre le recordaba las cosas más elementales que Matías podía olvidar: tareas, cumpleaños, días libres y hasta avisar a casa cuando iban tarde. Se conocieron antes de poder ser capaces de recordar. Lloraron juntos, tomados de la mano, el primer día de kínder y de primer grado. Matías había tenido que pelear contra tres muchachos de sexto para defender a Omar cuando estaban en tercero; y Omar logró burlar los controles de la aplicación del examen de admisión al colegio, y le pasó las respuestas a Matías. No podían separarse después de la escuela.
Matías aún no decía nada desde que se levantó esa mañana. Miraba por la ventana mientras el profesor les daba la bienvenida y de nuevo se desconectó del mundo, le pasaba muy seguido desde el 30 de diciembre, el día en que el mundo se quedó sin frenos.
Llevo dos horas con frío, ¿qué se hizo? La presencia del fantasma hacía que Matías se emocionara mucho y entonces sentía calor. La presencia lo hacía verse envuelto en un aura cálida, como el calor que uno siente en el hogar. Como el calor que se apagó cuando los frenos del mundo dejaron de funcionar.
Me da miedo cerrar los ojos, no quiero que se vaya.



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Presentación: 


II Parte: Miércoles 16 de marzo, 2011.

lunes, 7 de marzo de 2011

El Fantasma - Presentación

El Fantasma es la primera historia que estaré publicando en este blog. La contaré en nueve partes y cada una vendrá acompañada de una imagen que yo mismo he dibujado.
Las publicaciones las haré los miércoles alrededor del medio día, a partir del miércoles 9 de marzo del 2011.

Gracias por leerme =)