viernes, 11 de febrero de 2011

Mi primer beso con la nieve

Mi primera vista de Europa
Después de diez horas de vuelo escuchando Lady GaGa, Michael Jackson y viendo Friends finalmente vi, a varios kilómetros de altura, el continente que pronto se comería cada fibra de mi cuerpo, Europa. Gran Bretaña, aquel día congelada y vestida de blanco, me sonrió desde el suelo y yo le sonreí de vuelta. [Video: http://www.youtube.com/watch?v=Fv97AXwFIJw ]
            Casi sesenta minutos después aterricé en el Schipol International Airport, en Ámsterdam, el aeropuerto más grande que jamás haya visto (y tenido que caminar). Luego pasé por la oficina de migración, las tres entrevistas, perdí el vuelo, alcancé la hora 26 sin dormir y logré que KLM me montara en el siguiente vuelo a Berlín gratis, pero de eso no queremos hablar, ¿cierto?
            El suelo europeo tiene gravedad propia, es un mundo diferente. Mi espíritu se casó con el viejo continente y amé cada segundo que pasé ahí. El aire frío y los paisajes blancos aún aparecen en sueños y las deliciosas ciudades medievales que me robaron el aliento aún son mi inspiración.
Neubrandenburg
            Hoy hace un año aterricé por primera vez en Europa, y es uno de los recuerdos más lindos de mi vida. Cuando aterricé en Berlín entré en un estado de felicidad tan grave que recuerdo cada sonido, figura, color y palabra pronunciada. El francés de mi derecha que intentó entablar conversación se dio por vencido cuando la lucecita del cinturón se encendió, nunca nos habríamos comprendido. Cuando el descenso fue obvio y las luces de la ciudad nos saludaban alguien dijo “It’s snowing!”. El avión desapareció por completo, por un momento no hubo asientos, aeromozas ni pasajeros. Éramos la ventanilla, yo y la nieve cayendo.
Berlín
           
Willkommen in Berlin.
            Y toqué tierra. La mamá de Ari sonrió de alivio cuando me vio y Ari arrugó la frente y me recibió con un “¿Qué pasó?”, le di una explicación de dos segundos de cómo estuve a punto de ser enviado en una caja de FedEx de vuelta a América y le sonreí al mundo.
            Estaba tan emocionado que olvidé tres cosas importantes: ponerme abrigo de invierno antes de salir del aeropuerto, revisar si las maletas que había tomado de la cinta trasportadora eran las mías y que no había comido nada desde antes de volar sobre Inglaterra, pero sobreviví.[Video: http://www.youtube.com/watch?v=DFL39DD7CSY ]
            Cuando salí del aeropuerto sin abrigo y la nieve rosó mi rostro me quedé ido en un estado de satisfacción mayor. La nieve y yo nos besamos, se los juro. Ari me arrastró adentro y me mudó, buscamos el auto en los parqueos cubiertos de nieve y viajamos hacia el Norte, comimos, salimos a brindar por mi llegada y reporté a Costa Rica que todavía pertenecía al mundo de los vivos.[Video: http://www.youtube.com/watch?v=-WRN4l3tBus ]
           
Stralsund
Ese día aprendí una lección bastante importante: hay dos tipos de personas, los que hemos estado en Europa y los que no. Ja.



Mar Báltico

miércoles, 9 de febrero de 2011

El Ministerio de la Fantasía


El ministerio más importante del gobierno de mi cerebro es el Ministerio de la Fantasía, así como lo leen.
            Cuando era un niño solía jugar con mi hermana con los peluches, todos tenían personalidad, nombre, había historias de pareja entre peluches y hasta nos daba ataques de risa por lo que a alguno se le ocurriera decir. También construía pistas enormes para mis autos con el único fin de comunicar las casas de cada uno de ellos, en algún momento llegué a contar unas cinco decenas de autos pequeños y cada uno tenía personalidad. Era obvio que el auto naranja, el único de ese color, era malvado y que el tractor que venía en los Lego® era un ancianito, ya murió de viejo.

            Ayer en la noche le leí a Andrey, mi hermano menor, uno de los cuentos incluídos Los Cuentos de Beedle el Bardo, el libro que Hermione heredó de Dumbledore y tradujo de las runas antiguas a inglés. Bueno, yo le traduje de inglés al español y lo iluminé con conocimiento antiguo. Al final le hice un par de preguntas a Andrey y empezamos a discutir el cuento, y él me preguntó algo sobre los muggles (no magos) y mi respuesta fue más o menos así: es que antes, e incluso ahora, algunos magos creen que los muggles son inferiores a nosotros y que no tiene sentido verlos como iguales y convivir con ellos. 
            Andrey entendió a la perfección.
            No, no estoy rompiendo ninguna regla del Estatuto Internacional del Secreto de los Brujos de 1692, una bruja maravillosa hizo que se modificara el estatuto, se llama Joanne Rowling.
            La fantasía es un motor, al menos lo es para mí. Vivir siempre tan apegado a la realidad y señalar lo feo y realista es completamente absurdo, desde mi fantástico punto de vista. Soñar cosas improbables, imaginar despiertos, crear situaciones raras cuando se habla con los amigos, las bromas exageradas y los juegos  son tan importantes que deberían contemplarse dentro de las señales de vida.
            “Presión arterial, bien. Temperatura, bien. Respiración, regular. Construcciones fantásticas absurdas y completamente incomprensibles para mentes ajenas, perfecto.” Así sí sería lindo ir al doctor y se no dejaría nada por fuera.
            Seré loco, pero feliz. Le invito a explorar el Ministerio de la Fantasía de su cerebro (y si no hay pues fúndelo, es necesario), normalmente está cerquita del Ministerio de la Felicidad y del Ministerio de las Artes, les va a parecer lindísimo y les va a servir montones. La entrada es gratuita para locales (usted) y muy cara para extranjeros, de todos modos no van a entender muy bien qué demonios es lo que tiene ahí metido.
            Engorgio sus mentes y déjense llevar, ya sea por Snape, R2D2, por Niebla (el perrito del abuelito de Heidi), Nat Blake, Yuna, Jack Sparrow, Santa Clauss o Clara del Valle y verán que sus días van a ser mucho más lindos y sus sonrisas mucho más inocentes.



          

martes, 1 de febrero de 2011

La cápsula de los salvajes tecnológicos

En una escuela primaria de San Francisco, California, un niño descubrió que en 1910 los estudiantes escondieron en una pared una caja con fotografías y cartas para ser abierta en el 2010. La exploración de la escuela inició y pronto se hizo el hermoso hallazgo.
           La escuela entera se reunió, con padres de familia y la prensa, para descubrir lo que la cápsula del tiempo contenía. Historias de la construcción del centenario edificio, de los esfuerzos por recuperar San Francisco después del devastador terremoto de 1906, y los sueños y ambiciones de los niños nacidos hace más de un siglo.
           La historia me conmovió y reflexioné, natural e inevitablemente, sobre el futuro y lo que los universitarios del 2111 van a pensar de los del 2011. ¿Qué vamos a dejar de camino? ¿Qué dejaríamos en nuestra caja escondida en la pared? ¿Dejaríamos direcciones electrónicas?
           Yo creo que si somos justos dejaríamos la caja llena de recuerdos bonitos adornados con basura. Podríamos dejar una muestra del agua que tomamos, podríamos incluir imágenes del modo de vida en Beverly Hills y en Juba, Sudán. Deberíamos agregar una muestra de nuestros periódicos, creo valioso que se tome en cuenta la calidad periodística y publicitaria de nuestros días. Me gustaría que la caja lleve una muestra del aire que se respira en Shangai y de la tierra que quedó en donde estuvo el Mar Aral.
            Les recomiendo ver ´La sonrisa de Mona Lisa´, una película que habla sobre la educación femenina en el Noreste de los Estados Unidos en la década de los cincuenta. La profesora liberal da una corta e impactante clase donde proyecta imágenes de la publicidad de la época, critica la manera en que la sociedad se deja ver haciendo incapié en lo que las futuras generaciones estudiarían a partir de esas imágenes. Pues es lo mismo, si toda esta información queda guardada y es accesible en el futuro, nos vamos a ver como unos salvajes tecnológicos y unos políglotas iletrados. El daño que estamos causando pesa más que el desarrollo tecnológico e intelectual.
            El poder de cambio está en cada ser vivo que habite este planeta, y, lamentablemente, no es un cambio que vaya a variar lo que metimos en la caja, la caja ya está llena y sellada y no nos queda más opción que legarla. El cambio que necesitamos tiene un sólo propósito: que haya alguien en el 2111 que pueda abrir nuestra cápsula.