domingo, 11 de marzo de 2012

Sin frenos


Dos estudiantes de Comunicación de la Universidad de Baja California vinieron a Costa Rica a pasar un cuatrimestre antes de graduarse y enfrentarse de lleno a la vida adulta lejos de la Universidad. Se llaman Jonny y Vanessa.

Para su suerte, y la mía, se encontraron conmigo y Mona, mi mejor colega. En mi casa tenemos un auto grande casi en desuso, Jonny trajo una licencia de conducir (en desuso por falta de auto) y todos queríamos salir a pasear. El momento, las personas y el país correcto se unieron y nos regalamos un día espectacular.

Paisajes
Desde el centro de Coronado y su famosa iglesia de estilo neogótico, Jonny tomó el volante de la aventura. Con unos nervios de acero, una paciencia profética y gran concentración logró llevar a buen rumbo las atropelladas y confusas direcciones que me tocó darle.
San José nunca resultó un lindo paisaje, tampoco Cartago centro. Vivimos la triste realidad de dos ticos y dos mexicanos perdidos en la antigua metrópoli en un auto que consumía presuroso las últimas gotas que le quedaban de gasolina.
Cinco personas nos dieron direcciones para encontrar la estación de servicio más cercana, tuvimos que atravesar la feria del agricultor tres veces y hasta pedir instrucciones de vías y curvas para llegar.
Después de revisar el aceite, el agua y poner gasolina, fuimos a sacar dinero, visitamos la misma feria que nos había estresado minutos antes y compramos frutas para los tijuanenses. Es importante destacar que Vanessa casi paga siete mil colones por cinco aguacates cuando le dijeron que costaban setecientos.
El camino entre Cartago y el Volcán Irazú es increíblemente precioso. Vale la pena detenerse en cualquier parte y admirar. Tijuana (como le llamaremos ahora a Jonny y Vanessa juntos, como una unidad) estaba impresionadísima, tomamos muchas fotos de camino: la neblina que de pronto cubría la carretera, las vacas que caminaban obedientes por la orilla, los picos de las montañas que se asomaban después de cada vuelta y el valle a nuestros pies.

Jonny llevó, exitosamente, el auto desde Coronado hasta el Volcán Irazú y ahí volvimos a tierra firme: a caminar, correr y saltar como niños en Playa Hermosa.

Yo he estado en ese volcán muchas veces pero nunca me había sorprendido tanto, quizá cometí el error de creer que ya lo conocía bien y que sabía a lo que iba. Pero no.
El cielo completamente despejado, la boca del cráter abierta como una carcajada, la vegetación misteriosa y llamativa, los animales que caminan libres entre los humanos, la brisa fresca y el sol brillante… todo, es un lugar mágico. Por eso me conmoví en silencio cuando Jonny y Vanessa llamaron a sus madres y les dijeron:
- Ma, ¡estoy en la cima del mundo!


Riesgos
Les había dicho que este año mi única meta era correr más riesgos. Bueno, este cumple gran parte de la cuota. Jonny no es costarricense, no lleva más de tres meses aquí, no conocía el camino y yo nunca había salido en ese auto sin mi mamá.
Era obvio que algo debía pasar. Cuando bajábamos del Volcán Irazú el auto se quedó sin frenos.
Al principio, como buen capitán que busca soluciones antes de provocar el caos, Jonny no nos dijo y utilizó el freno de mano. Cuando tuvo el auto lo más estabilizado posible nos dijo lo cerca que estábamos de morir.
Entre explicaciones nerviosas de cómo funcionan los frenos, de qué estaba pasando y maniobras con el de mano nos salvó la vida hasta que empezaron a funcionar otra vez. Increíble. Intenso.
La carretera entre Cartago y San José es peligrosa, mis tíos sufrieron un accidente en esa misma del que la familia aún se recupera y nos dio otro gran susto hoy.
Todos los autos y buses avanzan a la misma velocidad, casi, pero de pronto el bus que iba al frente frenó en una parada en media pista. Jonny maniobró para esquivarlo y cuando pasábamos a su lado otro bus nos rayaba por la izquierda. Los cuatro pegando gritos.
El bus siguió y nosotros detrás. Pálidos, no lo podíamos creer.

Los frenos

No siempre son buenos. ¿Por qué dos tijuanenses deciden detener sus vidas para viajar al otro lado del continente, vivir solos, aventurarse a alquileres de apartamentos, compras en un país extraño, comidas nuevas y una cultura diferente? ¿Por qué dos ticos los reciben con carcajadas e invitaciones, les prestan un auto y pasean con ellos? ¿Por qué hay muchos que se quedan en casa escondidos en excusas y otros respiran profundo el aire frío de la cima del Volcán Irazú después de caminar hasta el mirador más alto?
Aflojen un poco los obstáculos que ustedes mismos se ponen y corran más riesgos. Los frenos de los autos sí son importantes, aclaro.
Como dice mi papá: Es más divertido desfilar que ver el desfile pasar.

Costa Rica

El Jonny y la Vane aún no habían probado el Gallo Pinto pero les encantó. Tuvimos un desayuno delicioso y efectivo.

Cuando ya no había palabras de asombro que intentaran explicar lo que veíamos, el silencio nos dejó grabar el hermosísimo paisaje en nuestras memorias.

- Qué país más hermoso tienen ustedes – dijo Jonny admirando el cráter desde arriba.
- ¡Qué dichosos! – agregó Vanessa.
- … lo sabemos. – coreamos Mona y yo sin apartar la vista de las majestuosas paredes del coloso.


Recuerdos

Por más que Jonny, Mona, Vanessa y yo contemos, describamos y mostremos videos y fotografías, los demás no van a entender lo que nosotros vivimos. La mente es maravillosa por dejarnos conservar estas experiencias para siempre.